1999 - El Carnaval comenzó a darme alas

No sabría calcular la de veces que escuché las cintas de los piratas, los juancojones, almonteño, juegos de guerra, los miserables y muchas más, pero ya que me había metido en el carnaval, no paraba de asimilarlo de forma auditiva cada vez más.
Mientras pasaba el resto del año, tenía que intentar quitarme el mono que ya sufría por aquel entonces, de alguna forma. Cuando llegó septiembre y accedí a realizar 3º de la ESO, tuve que limitar el carnaval por los estudios. Limitar el carnaval era salir sólamente en uno de los dos grupos de los peques, en vez de salir en los dos.
Indudablemente me decanté por la comparsa. Seguía casi la misma gente, a excepción de varias incorporaciones, pero la base de "niños del pasado" era casi la misma.
Los ensayos eran también en aquella mítica sala de la asociación de vecinos de la Hispanidad. Recuerdo que el local de ensayo estaba situado donde actualmente se encuentra Hispanidad Radio. Había que subir unas escaleras que terminaba en un hall con tres salas diferentes. Un pasillo con dos servicios de chicos y chicas, respectivamente (el de chicas, es donde se encuentra ahora mismo HR), otra sala y la sala donde ensayábamos. En esa sala se respiraba el aroma a aula de colegio que nos hacía sentir en una clase donde aprendiamos sobre el carnaval.
Antonio seguía confiando en mi faceta musical como guitarra y volvió a cederme ese puesto en la comparsa. El que sí que me quitó fue el de contralto, puesto que el año anterior era el que realizaba en los finales de los pasodobles, aunque cualquier persona que escuchase "niños del pasado" se daría cuenta que al final del pasodoble sólo se escuchaba el tenor y dos de las octavillas subiendo. Ni sonaba y si lo escuchaba alguien de la comparsa que estuviera al lado mia, se daría cuenta de que estaba fuera de tono con total seguridad.
Sin embargo, perder esa responsabilidad no fue lo único que Antonio decidió conmigo para el Carnaval 1999. Me enseñó un objeto con forma triangular, de plástico y me dijo que eso era una púa. Me dijo que con eso tocaban muchos guitarristas antes de comenzar los pasodobles y que se tocaba en las dos primeras cuerdas. Ciertamente, la técnica de la púa ha evolucionado desde aquel entonces, pero quitando Cossío, Tato y a veces Pacoli, y aquí en Huelva, David er Loco, el resto de punteaos/púas de Cádiz y Huelva punteaban usando sólo esas dos cuerdas.
Me enseñó varios acordes posicionados en esas dos cuerdas y me dijo que tenía que buscar la forma de crear una melodía de respuesta a través de acordes en esas dos cuerdas que sonaran como la melodía que se estaba cantando.
Ese año los punteos no superaban 5 acordes y eran de los más simple que puede haber, pero era una genial idea la de desarrollar esa técnica puesto que Antonio me dijo que un púa solía ser una de las personas que más destacaba en una comparsa. No le faltaba, ni mucho menos, razón.

Cuando se aproximó el día en que Alas de Carnaval, actuaba en el Gran Teatro, los nervios volvían a pasearse por todo el cuerpo. El disfraz era de mariposa: las niñás tenían un vestido de colores brillantes rojo, verde y amarillo, una peluca de brillo verde y alas. La instrumentación masculina iba sin alas y con una camiseta con los colores del vestido femenino con un pantalón plateado.
Ese año no canté lo mismo que el año anterior pero fue un año más para la experiencia. El segundo año, el año de la repeticón. Ese año escuché todo el concurso de Huelva y vi las dos finales de Huelva y Cádiz, que ese año fueron el mismo viernes.

Cuando terminó carnavales seguía viendo cintas y más cintas y más cintas. Mi sueño de ser un comparsista de una comparsa como las de la tele iba creciendo más y más y más. No era como las de la tele (de las punteras de Cádiz y Huelva), pero pronto iba a ver cumplido un acercamiento a ese sueño. Pronto, bastante pronto.